domingo, 22 de enero de 2012

Viva el muerto

Las campanas repican en la catedral
anunciando el crepúsculo incipiente
y el monumento a la locura 
se fragua en la plaza constitucional.
Cohetes, ratones, palomas, 
son detonadas entre la algarabía,
la música de mariachis ebrios
se mezcla con los truenos y los gritos
y el jolgorio popular.
Un cuchillo entre el barullo
brilla en su filo mellado,
se anuncia en el aire el albur,
se pronuncia en el suelo la sangre.
¡Viva México! ¡Viva! ¡Viva México! ¡Viva!
La exclamación se ahoga
por la obstrucción perentoria
de los humores violáceos
y el hombre en el suelo.
Acallan las voces, después del último grito,
el tintineo se desdibuja en el viento 
y las personas se mueven cual sombras
entre las calles de luz mortecina.
Un pobre borracho, caído, ignorado, apuñalado
yace muerto en las baldosas plomizas
ahora teñidas en sangre
de la plaza y el palacio nacional.
¡Viva México! ¡Viva!
 ¡Viva México! ¡Viva!
  ¡Viva el muerto¡ ¿Viva?
Alexis Uqbar

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