martes, 29 de noviembre de 2011

Una noche de diciembre

"Qué hay de los amores perdidos, qué hay de la noche que los arrebata."
I
Recuerdo tus ojos diáfanos
reflejando la estela de los astros
en la noche sórdida y oscura.
Angostados tus párpados,
casi transparentes.

El ulular del viento,
meciendo las ramas de los robles.
En su canto melancólico
una letanía o un réquiem
profesado tristemente
a tu indefenso ser.

Mis brazos,
aferrados a tu cuerpo
buscando en su frialdad
un indicio de resurrección.

II
Recuerdo ese álgido diciembre,
perdidos en la inmensidad de las montañas
ingiriendo solamente
el calor de nuestras almas.

Acallado en nuestro amor,
el sollozo de la incertidumbre
y el murmullo incesante
de la desolación alrededor.

El aullido hórrido,
del lobo ártico hambriento
acaso lamentando,
su infortunio y el desvelo.

Sonidos y visiones
en un gélido paisaje,
en el laberíntico bosque
de imágenes febriles  
y seductora morbidez. 

III
Ha pasado casi un lustro
de aquel crepúsculo sin fin,
y es como si el instante aciago
guareciera en mí memoria
su propio tiempo y propio espacio,
como la roca que no muere,
como el sol que no se extingue.

IV
Y como olvidarte
si tus ojos reflejaban
la eternidad en sus pupilas,
y el abrevadero inagotable
de la dulzura de la miel.

Tus mejillas rosáceas,
acentuaban la humildad de tus facciones,
y la gesticulación afable
de tus labios melodiosos.

La calidez acumulada
de tu talle con el mío,
esa sensación perpetua,
ese misticismo surreal.

V
Una noche que no muere
en el pensamiento ingrato,
cuando en tu efigie ebúrnea
conocí la verdad de la pasión.

El sueño idealizado,
nuestros cuerpos tiritando,
arropados uno por el otro,
sosegados en la seducción.

El falo erguido
en el cosmos de tu sexo
fundidos en la ósmosis perenne,
revirtiendo la mitosis
de la humanidad.

Como un relato feérico
fue nuestra unión idílica,
inolvidable ápice del placer,
del fervoroso y verdadero amor.

VI
Pero temible es la memoria,
que no me libra de la epifanía,
indescriptible es la congoja
del eslabón,
de la afición.

Y ya no hay nada,
lamento más aún,
la índole de tu pérdida
y la sin razón de mi existir.

VII
Tus lágrimas heladas
como esquirlas,
perlando mi regazo,
desvaneciéndote en él.

Pues la sombra de la muerte
flotaba como un buitre
hambrienta de belleza,
ávida de amor.

VIII
Y en el último hálito de vida
la insoportable soledad se resentía,
yo musitaba una oración
pero tu ausencia me perforaba el corazón,
fue el día que comencé a esperar tu regreso,
fue el día que recuerdo como un plenilunio funesto.
                                                                                                                                           

domingo, 27 de noviembre de 2011

Dinosaurio onírico

"Soñó que había un dinosaurio. Cuando despertó se dio cuenta que no había sido un sueño, todavía estaba allí, arrullándolo entre sus brazos."
Alexis
Basado en el famosísimo cuento "El dinosaurio" del maestro Augusto Monterroso.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Sosiego en una rosa blanca

En tu cuerpo llano y virgen
Veo el rocío perlado
Refulgencia de mil soles
En los ápices fluviales,
 
Es la albura de tus pétalos
Asemejados a la luna
Los que en cavilación extraña
Me inducen con premura.

Y en el efluvio de tu esencia
Se desdibuja la amargura
Y comienza en mí el idilio
De tu recuerdo y mi pasión,

Sólo el sosiego en tu visión
Consigue mi espíritu paliar
Y en el vientre cristalino de sépalos
La perennidad del dolor delimitar.

Alexis