viernes, 27 de enero de 2012

Carta a la desilusión

A veces el propio hecho de pensar en ella me causa un terrible resentimiento. La amé cuanto más no pude y le fui fiel hasta el límite de la servidumbre desinteresada. La llené de lujos y le cumplí todos sus caprichos por baladíes que fueran. Fui instrumento de sus más febriles fantasías, aunque signifiqué menos que una masturbación o un orgasmo. Yo, la herramienta de sus metas, el artefacto de sus ilusiones. En ocasiones me gusta pensar que tal vez me quiso como yo a ella, que en algún momento de nuestras vidas llegó a amarme de verdad, no por lo que le ofrecía sino por lo que representaba. Pudo haber amor, tal vez, en una de esas noches frías cuando necesitaba de mi cuerpo para templar el suyo, cuando recorría su cuello con mis labios húmedos y oprimía su abdomen con mis manos tibias, cuando le decía te amo y ella respondía con un gemido. No sé, sólo reinterpreto. Mi alma y mi razón no fueron las mejores dádivas, no equiparadas con los collares o las joyas suntuosas que tan feliz le hicieron. Mi alma nunca le dibujo una sonrisa y mi corazón jamás decoró su cuello. Pero la amo. No soy ni músico ni poeta y no podría componer un réquiem o una elegía, mas sin embargo, sí puedo heredar está esquela a algún infortunado amante al cual su espíritu palie esta memoria, al cual su razón perdida le devuelva la esperanza de un amor, no aquí, mas sí en el paraíso. No estoy loco, estoy enamorado. Y el mismo amor me obligó a hacer lo que hice, me forzó a privarla de la vida, a privarla de otro amor. La desilusión compensa mi remordimiento. No vacilé al cortar su yugular y así mismo no vacilaré al colgar mi cuerpo. El crepúsculo matinal está por cernirse en el cielo y yo estoy por fallecer frente al sol. Esperaré con ansia reencontrarme con mi amor en el infierno. 
Jean A. L.



Alexis Uqbar

domingo, 22 de enero de 2012

Viva el muerto

Las campanas repican en la catedral
anunciando el crepúsculo incipiente
y el monumento a la locura 
se fragua en la plaza constitucional.
Cohetes, ratones, palomas, 
son detonadas entre la algarabía,
la música de mariachis ebrios
se mezcla con los truenos y los gritos
y el jolgorio popular.
Un cuchillo entre el barullo
brilla en su filo mellado,
se anuncia en el aire el albur,
se pronuncia en el suelo la sangre.
¡Viva México! ¡Viva! ¡Viva México! ¡Viva!
La exclamación se ahoga
por la obstrucción perentoria
de los humores violáceos
y el hombre en el suelo.
Acallan las voces, después del último grito,
el tintineo se desdibuja en el viento 
y las personas se mueven cual sombras
entre las calles de luz mortecina.
Un pobre borracho, caído, ignorado, apuñalado
yace muerto en las baldosas plomizas
ahora teñidas en sangre
de la plaza y el palacio nacional.
¡Viva México! ¡Viva!
 ¡Viva México! ¡Viva!
  ¡Viva el muerto¡ ¿Viva?
Alexis Uqbar

sábado, 21 de enero de 2012

Cambio de piel, Carlos Fuentes

"El narrador termina de narrar una noche de septiembre 
en La Coupole y decide emplear el apolillado recurso del epígrafe, 
sentado en la mesa del lado, Alain Jouffroy le tiende un ejemplar 
de Le temps d'un livre comme si nous nous truvions à la veille d'une 
improbable catastrophe ou au lendemain d'une impossible fête..."
Cambio de Piel, Carlos Fuentes

¿Cómo empezar a hablar de un libro cuando este es tan complejo? Bueno, trataré de comenzar esbozando un poco de el argumento principal:
Dos hombres, Franz y Javier, y dos mujeres, Elizabeth (dragona) e Isabel (novillera), se aventuran en un viaje que parte de la Ciudad de México en dirección a Veracruz. Un percance con el wolkswagen de Franz los obliga a pasar una noche en un hotel de medio pelo en Cholula, mítica ciudad plagada de historias ancestrales y repleta de templos y pirámides en ruinas. Dicho viaje servirá para descubrir el pasado de los cuatro personajes, pero sobre todo, el pasado nazi de Franz y el abandono del arte y el derrumbe de las aspiraciones de Javier a causa del amor proferido a Elizabeth. Es una historia llena de recuerdos y nostalgia, citas clásicas, simbolismos, polifonías, divergencias, música, pintura, acciones simultáneas, fragmentariedad, juego de tiempos, sexo, y reinterpretaciones. Cuando una novela va de la conquista de México-Tenochtitlan al holocausto nazi, debe existir un barroquismo extremo y un argumento aún más complejo, y así pasa con la obra, es una de las novelas más barrocas de Carlos Fuentes junto, creo yo, a Terra Nostra*. No es una novela nada fácil, es abstrusa y se debe dedicar un buen tiempo a su lectura.
¿Por qué debería leerla?
- Leer a Fuentes siempre significa leer la historía de un pais.
- Es una de las obras más acabadas de la literatura contemporánea.
- Por la variedad de contextos narrados, que van desde Grecia, Checoslovaquia, Alemania, hasta Argentina, Mexico, etc.
- Por su musicalización (particularmente la descripción del Réquiem de Bhrams).
- Por la amplia cultura contenida.
- Porque tiene tres distintos desenlaces.
- Por el simple placer de leerla.


*No he leído Terra Nostra pero la crítica la coloca como la obra más ambiciosa del autor.

Alexis Uqbar