El soneto es desgarrado por el viento
austral, de los mares azulados y eternos
donde nace el flujo bravío de las ondas
agrestes, repetidas y en su límite
blancas sobre la ribera.
La rapsodia homérica es musitada
solemnemente en el influjo
inmortal de la marea picada, elevada,
infinita de los litorales jónicos
en la dilecta Ítaca de Ulises.
Penélope retarda la elegía
observando el no regreso de su esposo,
teje y desteje aquel sudario
para no cubrir el rostro de su amado.
Una sonata de dos arpas da sentido
al viaje prolongado de una guerra
en Troya, veinte años transcurridos
ulterior a su partida, es edad
viril del hijo Telémaco.
La ira contenida del viajero de los mares
cae como saetas sobre los traidores,
los destroza en el salón aciago del palacio
dando fin a su gran viaje.
Alexis
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